Lo que caracteriza a esta casa es la enorme escalinata de piedra que recorre cuesta abajo el campo. Está rodeada de palmeras que cumplen la función de columnas y a través de las cuales las vistas son infinitas.
Esta misma escalinata desemboca, a su vez, no sólo en línea recta sino que se puede bordear la casa por dos senderos que abren paso al caminante, uno a la derecha y otro a la izquierda, a partir de la mitad del camino. Al final de esta escalinata nos encontramos con un pequeño patio.